2010-02-21

Dos mundos diferentes



Cada verano, paso mucho tiempo en un lugar que me encanta. Este lugar es la piscina del parque CiCo. Soy una socorrista y, para mí, la piscina no es solamente un lugar de trabajo, sino es también un lugar divertido y emocionante de muchas memorias.

Antes de que todos los niños llegue, la piscina está calma. Es relajante oír al agua y las olas pequeñitas formadas por el viento. Puedo cerrar mis ojos y siento el olor familiar del cloro. El sol está besando mi piel y los pájaros cantan felizmente de arriba. Estoy contenta. Pero demasiado pronto los niños comienzan a llegar y es la hora de abrir la piscina.

Las otras socorristas y yo tomamos nuestras posiciones encima de las sillas de guardar y por el camino me siento que el cemento caliente me quema los pies como los están en fuego. El minuto que los niños entran, la piscina se transforma en un mundo totalmente diferente. Cambia de un lugar tranquilo a un caótico. En cambio del sonido de las olas y los pájaros, puedo oír gritos locos y salpicadura fuerte. ¡Las olas están enormes y chocan violentamente sobre los lados de la piscina! También puedo oír el chiflido agudo de las socorristas recordándoles a los niños las reglas. Como pasan las horas, puedo sentir la picadura del sol en mi piel que enrojece y comienzo a sentir un poco de sudor en mi cabeza como el sol se calienta con la tarde. Inesperadamente yo me siento gotas frías de agua de la salpicadura gigante de un nadador entretenido en el agua debajo de mí. Estaría molestada, pero el agua está refresca en el calor.

Trabajar en el calor todo el día puede ser cansador. Las horas pueden ser largas y los niños pueden ser fastidiosos, pero el ambiente activo y todos mis amigos hacen que valga la pena. Al fin y al cabo, es algo que disfruto. Tengo la oportunidad de trabajar con muchas personas únicas y tengo ganas de trabajar allí cada verano.

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